Sensualidad o sexualidad eso es lo que esperaban de 50 Sombras de Grey
La ironía de los primeros
tramos del largometraje es probablemente una de las mejores bazas de esta cinta
que de película erótica tiene más bien poco (cuatro azotillos y cuatro planos
de desnudos y culos tanto femeninos como masculinos) después de que fueran
eliminadas las escenas más explícitas del texto original. Efectivamente, la tan
cacareada escena del tampón pero también la del desvirgamiento oral de la
protagonista en la bañera y, para esta crítica, es una lástima que la poda se
haya cebado con los pasajes que podrían haber calentado y otorgado algo de
empaque a la cinta. Y es que en su salto al cine, 50 sombras de
Grey ha sufrido un proceso de lavado de cara, de higienización para
hacerla más accesible, que ha afectado de
manera considerable a todo aquello relacionado con el sexo en general y los
polvos entre la pareja protagonista están filmados y montados con menos gracia
que un videoclip de Miley Cirus. Si en la novela las prácticas BDSM eran un mero
gancho, aquí son una quimera.
La actuación fue algo buena,
aunque la química no era impresionante aunque la directora recreó la esencia de
los personajes y el guión está mucho mejor redactado que el libro. Jamie es
parte de la dualidad del príncipe encantador que imaginaba Ana con la realidad
de su oscuridad expresada en sus gustos sexuales, se veia muy contenido aunque
el personaje del libro es asi, creo que si hubieran puesto todas las escenas de
sexo se hubiera podido vislumbrar mejor al real Cristian Grey porque el tipo se
expresa es en el sexo. Dakota recrea la ingenuidad y las dudas del personaje,
mejor actuado que redactado, La única parte donde se vió la realidad de Grey es
cuando azotó a Ana, el protagonista lo concebía asi, duro y frio.
Para una película que como
proyecto recoge muchas de las tendencias de las estructuras del audiovisual
contemporáneo (desde la fan-fiction a la saga literaria que salta al cine, la
convergencia de medios o lo brutal del fenómeno en la cultura popular), cabe
reconocer que el resultado de esta primera parte de la franquicia no logra
colmar tanta expectativa. Quizá habría que
leer y ver 50 sombras de Grey como síntoma.
Es decir: con demasiado ruido y muy pocas nueces.
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