Película del director Bill Condon, parece ir en busca de un propósito que va más allá del dinero. Gran parte de la combinación de actores reales con efectos digitales se siente menos viva que la cinta animada galardonada con el Oscar de 1991: ha adquirido una dimensión, pero perdió su pulso. Las grandes actuaciones y el gran diseño de producción (los escenarios casi se tragan a los personajes) se esfuerzan por lograr una película respetable. Los polos opuestos se atraen, por supuesto. Y esta "Bella y la Bestia" es tan encantadora como desalentadora: le sobra belleza y maestría, pero carece de espíritu. Las canciones de Howard Ashman y Alan Menken todavía son pegajosas, pero la mayoría de los grandes momentos musicales se sienten sólo como buenas versiones de los originales. Hay tres nuevas canciones de Menken y Tim Rice, pero son menos memorables. Y a pesar de esto " La Bella y la Bestia " encuentra su propia energía, o como diría Lumiere, "su razón de...